Actualmente, las empresas generan una gran cantidad de datos durante sus operaciones que pueden ser aprovechados; con Instrumentación y Observabilidad, existe la posibilidad de examinar en tiempo real el desempeño de la infraestructura de plataformas tecnológicas o sistemas de información y correlacionar esa información con variables de negocio, optimizando cada operación.

Las operaciones utilizan diversas herramientas, en algunos casos sistematizadas, que facilitan procesos y actividades. Estas herramientas se denominan instrumentos.

En la práctica, los instrumentos generan información clave para medir, describir y definir el comportamiento y el rendimiento de las variables operativas del negocio. Además, los sistemas utilizados —como software, ERP, aplicaciones, webapps, analítica, CRM, entre otros— pueden ser exclusivos de un área específica o compartidos por toda la organización. Sin embargo, dentro del área de operaciones, es común implementar herramientas específicas que, al estar diseñadas para tareas específicas, amplían significativamente el alcance funcional del área o proceso correspondiente.

En esencia, se trata de interconectar todas las operaciones de una organización ; es decir, integrar la tecnología de los sistemas de información en un único ecosistema mediante pulsos digitales. Esto permite la monitorización en tiempo real del comportamiento, el rendimiento, la funcionalidad e incluso las líneas de código.

Esto implica no solo ejercer el control, sino también acceder al conocimiento centralizado de las operaciones. Además, este conocimiento debe ser capaz de recibir, interpretar e interconectar datos rápidamente, lo que permite la toma de decisiones informada y la innovación basada en resultados totalmente actualizados. Estos resultados se presentan instantáneamente mediante herramientas como tableros flash, paneles de control o tableros de velocidad.

En tiempo real, identificamos con precisión oportunidades de mejora, crecimiento de ventas, optimización de costos y gastos, eficiencias y aumento de velocidad operativa, todo ello orientado a generar mayor valor y agilidad.

Recopilamos, centralizamos, correlacionamos y utilizamos información desde el origen de cada punto de su operación a través de diversos métodos para medir la rentabilidad y eficiencia de sus sistemas.

Aplicar estas estrategias y convertirse en una Fast Company implica mucho más que adoptar tecnología: significa tener la capacidad de supervisar cada parte del negocio, conectar todos los sistemas y lograr que funcionen como una sola unidad. El resultado es un control en tiempo real, impulsado por software, que permite a la empresa avanzar con mayor rapidez, tomar mejores decisiones y escalar de forma inteligente.